martes, 18 de noviembre de 2014

MÁS antisemitismo en la prensa de la izquierda amarilla


MÁS antisemitismo en la prensa de la izquierda amarilla



Los asesinatos a sangre fría contra los fieles de una sinagoga nos retrotraen a la siniestra época del holocausto de Hitler, con la que colaboraron en su día las autoridades musulmanas de Jerusalén, y que niegan desde los amigos de Le Pen hasta los ayatolás iraníes, pasando por muchos de los nazis que en el mundo han sido.

El día en que ciertos fanáticos palestinos musulmanes matan, el diario PÚBLICO http://www.publico.es/internacional/556840/la-sangre-palestina-que-mancha-las-manos-de-europa reitera su solidaridad con “Palestina”. ¿Se refiere a los miles de palestinos asesinados en Siria, de los que no se acuerda nadie, en especial los comprometidos con la causa? ¿Se solidariza con los asesinos de la sinagoga? ¿Denunciará que un pueblo secuestrado por el mismo fundamentalismo que está causando estragos aquí y allá sufre las consecuencias de una tiranía de signo islámico?

Parece que lo que predomina en ese periodismo panfletario, tan de agitación como el de las cadenas de la TDT party, es un feroz antisemitismo a priori, por mucho que no todo lo que hayan hecho los gobiernos de Israel en los últimos tiempos sea merecedor del aplauso. Pero no hay ni condena ni compasión ante los crímenes de la sinagoga.

Nunca dicen nada de lo que robó Arafat, de lo que matan los de Hamás, de cómo el fundamentalismo islámico oprime al pueblo palestino en los territorios donde ejerce el control. Y nadie se acuerda de la masacre y genocidio de los tan compadecidos palestinos –y no sólo palestinos- en Siria. Claro que esas víctimas olvidadas no sirven para alimentar la propaganda antiamericana y antisemita a la que cierta izquierda sectaria, amarilla y reaccionaria nos tiene acostumbrados.

Sólo falta que nos cuenten que la monstruosidad de la guerra de Siria es culpa de la conspiración judeo-capitalista. Si es que vienen de donde vienen, no se les puede pedir más.



Reproduzco el lúcido y valiente artículo de Gabriel Albiac en el ABC del 20.11.2014


DE UN ERROR OBSCENO

GABRIEL ALBIAC
El Parlamento español, unánimemente, alentó anteayer a Hamás. Que es el Estado palestino en Gaza. En el día más obsceno para hacerlo
A lo imprudente se unió lo obsceno. Imprudente era alentar la formación en Palestina de un Estado que se niega aceptar la frontera con sus vecinos y aun la legitimidad de su existencia. Más imprudente aún, hacerlo cuando una de las dos mitades de su territorio, Gaza, está gobernada por un pilar mayor del terrorismo yihadista, Hamás; y cuando en la otra mitad imperan los herederos de otro terrorismo más clásico, el de Arafat. Perfectamente estúpido, meterse en tamaño avispero antes de que la Unión Europea fijara su posición conjunta: pretender ser más progre que nadie en política internacional solo lleva, en el menos malo de los casos, a hacer un ridículo que puede llegar a lo majestuoso cuando quien lo ejecuta es un gobierno conservador que se avergüenza de serlo. Pero consumar tal cosa unas horas después de que los paladines de ese Estado palestino asesinaran, a golpe de martillo y hacha, a los orantes de una sinagoga en Jerusalén es solo obsceno. Eso hizo el Parlamento español el martes. Ni equivocado ni estúpido. Ni siquiera ridículo. Obsceno. Y no tiene remedio.
La elocuencia de las buenas intenciones es fábrica infalible de masacre. En política. Desplaza la racionalidad hacia el afecto. El afecto hacia el sentimentalismo. Que es lo peor. En política. España ha decidido ir por delante de Europa en el camino del suicidio. Puede que lo consiga. Unánimemente, si la votación de anteayer en la Carrera de San Jerónimo es síntoma de algo.
Porque es de un suicidio europeo de lo que estamos hablando. No hay más que un Estado democrático al otro lado del Mediterráneo: Israel. Que es Europa. Y que por los criterios de cualquier democracia europea se rige.
Lo cual, entre otras cosas, le vale el ser juzgado abominable por los integristas religiosos judíos: dense una vuelta por el barrio de Mea Shearim, en Jerusalén, quienes no se han enterado todavía de que el sionismo es la variedad laica del judaísmo moderno.
Lo cual, entre otras cosas, le vale el estar sometido a una declaración de guerra permanente en sus fronteras desde 1948: medio siglo, a lo largo del cual las dictaduras que lo rodean han rechazado el principio sobre el que las relaciones internacionales se asientan: reconocer las fronteras del vecino; lo que es lo mismo, su derecho a la existencia. Cada vez que uno de esos vecinos se ha avenido a aceptar tal norma –Egipto fue el primero–, Israel ha aceptado, por su parte, las proporcionales contrapartidas territoriales, sobre el principio «paz por territorios».
La independencia de Palestina pende de una determinación básica: reconocer a Israel como nación con fronteras propias. Esas fronteras fueron fijadas en 1947 por las Naciones Unidas. Y aceptadas por Israel, que fundó sobre ellas su proclamación de independencia el 14 de mayo de 1948. Fueron motivo de una inmediata ofensiva militar de la Liga Árabe con el proclamado programa de destruir las dos naciones, Israel y Palestina, que debían ser repartidas entre los países colindantes.
A lo largo de 66 años de guerra, Israel ha preservado su existencia. Se ha convertido en un país moderno y próspero. Muy convencionalmente democrático. A lo largo de 66 años de anacrónico empecinamiento en aniquilar al vecino, todos los despotismos colindantes han ido empantanándose en una miseria y un anacronismo cada vez más hondos. Y más antidemocráticos.
El Parlamento español, unánimemente, alentó anteayer a Hamás. Que es el Estado palestino en Gaza. En el día más obsceno para hacerlo.
A lo imprudente se unió lo obsceno. Imprudente era alentar la formación en Palestina de un Estado que se niega aceptar la frontera con sus vecinos y aun la legitimidad de su existencia. Más imprudente aún, hacerlo cuando una de las dos mitades de su territorio, Gaza, está gobernada por un pilar mayor del terrorismo yihadista, Hamás; y cuando en la otra mitad imperan los herederos de otro terrorismo más clásico, el de Arafat. Perfectamente estúpido, meterse en tamaño avispero antes de que la Unión Europea fijara su posición conjunta: pretender ser más progre que nadie en política internacional solo lleva, en el menos malo de los casos, a hacer un ridículo que puede llegar a lo majestuoso cuando quien lo ejecuta es un gobierno conservador que se avergüenza de serlo. Pero consumar tal cosa unas horas después de que los paladines de ese Estado palestino asesinaran, a golpe de martillo y hacha, a los orantes de una sinagoga en Jerusalén es solo obsceno. Eso hizo el Parlamento español el martes. Ni equivocado ni estúpido. Ni siquiera ridículo. Obsceno. Y no tiene remedio.
La elocuencia de las buenas intenciones es fábrica infalible de masacre. En política. Desplaza la racionalidad hacia el afecto. El afecto hacia el sentimentalismo. Que es lo peor. En política. España ha decidido ir por delante de Europa en el camino del suicidio. Puede que lo consiga. Unánimemente, si la votación de anteayer en la Carrera de San Jerónimo es síntoma de algo.
Porque es de un suicidio europeo de lo que estamos hablando. No hay más que un Estado democrático al otro lado del Mediterráneo: Israel. Que es Europa. Y que por los criterios de cualquier democracia europea se rige.
Lo cual, entre otras cosas, le vale el ser juzgado abominable por los integristas religiosos judíos: dense una vuelta por el barrio de Mea Shearim, en Jerusalén, quienes no se han enterado todavía de que el sionismo es la variedad laica del judaísmo moderno.
Lo cual, entre otras cosas, le vale el estar sometido a una declaración de guerra permanente en sus fronteras desde 1948: medio siglo, a lo largo del cual las dictaduras que lo rodean han rechazado el principio sobre el que las relaciones internacionales se asientan: reconocer las fronteras del vecino; lo que es lo mismo, su derecho a la existencia. Cada vez que uno de esos vecinos se ha avenido a aceptar tal norma –Egipto fue el primero–, Israel ha aceptado, por su parte, las proporcionales contrapartidas territoriales, sobre el principio «paz por territorios».
La independencia de Palestina pende de una determinación básica: reconocer a Israel como nación con fronteras propias. Esas fronteras fueron fijadas en 1947 por las Naciones Unidas. Y aceptadas por Israel, que fundó sobre ellas su proclamación de independencia el 14 de mayo de 1948. Fueron motivo de una inmediata ofensiva militar de la Liga Árabe con el proclamado programa de destruir las dos naciones, Israel y Palestina, que debían ser repartidas entre los países colindantes.
A lo largo de 66 años de guerra, Israel ha preservado su existencia. Se ha convertido en un país moderno y próspero. Muy convencionalmente democrático. A lo largo de 66 años de anacrónico empecinamiento en aniquilar al vecino, todos los despotismos colindantes han ido empantanándose en una miseria y un anacronismo cada vez más hondos. Y más antidemocráticos.
El Parlamento español, unánimemente, alentó anteayer a Hamás. Que es el Estado palestino en Gaza. En el día más obsceno para hacerlo.




viernes, 7 de noviembre de 2014

Romance macarrónico de la muerte política de Tomás Gómez

Tomás Gómez se niega a dimitir pese a ser una rémora terrible para las expectativas del PSOE




Tomás Gómez, Tomás Gómez,
No digas que no te aviso,
Si no dimites ahora,
Vamos de lleno al abismo.
El escándalo de Parla
Puede dejarnos hundidos,
No está el horno para bollos
Ni está el ambiente tranquilo.
Muchos te vieron gimiendo,
Con el gesto compungido,
Con lágrimas en los ojos
Llorando por un amigo
Al que han pillado in fraganti
Llevándose más de un kilo,
Trincando mucho, trincando,
Como un miserable pillo.
¿Y tú no sabías nada?
¿Es que nunca te lo dijo?
¿O es que tú lo respaldabas
pensando que era un buen chico?
¿Cómo queda Míster Próper?
¿Quién va a creer a Don Limpio,
si su probo candidato
se rodea de chorizos?
¿No te das cuenta, Tomás,
de que de esta no salimos
si no somos consecuentes
con lo que agora decimos?
Eres ya un muerto viviente,
Un fantasma redivivo,
Un cadáver obstinado,
Que está más muerto que vivo.
¿Cómo vas a ir a los mítines
los sábados y domingos
a criticar al PEPÉ
porque la mano ha metido
si en nuestras filas también
está pasando lo mismo?
¿No te das cuenta, Tomás,
no has reparado, hijo mío,
que la gente no nos cree,
no confía ni un poquito,
nos iguala a los peperos,
como a Granados el listo.
Y encima viene Podemos,
Que es un grave desafío,
Con pertinaz demagogia
Y un discurso apocalíptico,
A disparar contra todo
Y a hacernos un estropicio.
Si les damos argumentos,
Se lo ponemos a tiro.
Dirán que eres de la casta,
Dirán cualquier desatino,
Te asociarán al de Parla,
Que se lo llevó crudito.
Te sacarán los colores,
Te lincharán de lo lindo.
Nos repetirán mil veces
Que somos igual de indignos
Que los de la trama Púnica,
Ya estoy oyendo sus gritos
En sus cutres asambleas
Plagadas de populismo.
Y nadie te escuchará,
Lo tienes todo perdido.
Tomás Gómez, Tomás Gómez,
Es hora de darse el piro,
Es hora de retirarse,
Es por el bien del partido.
Que no te tengan que echar
A la mitad del camino,
En campaña electoral,
Con el PSOE dividido,
Con los nuestros cabreados,
Muy tristes y alicaídos.
Tu momento ya pasó,
Tu momento ya se ha ido,
Puedes resistir incólume
En estos días malditos.
Mas de nada servirá,
Pues llegó la sangre al río.
Y es que tu hora se acerca,
Algunos lo han comprendido
Y por eso te demandan
Que te apartes del camino.
En estos días difíciles,
En momentos de peligro,
Cuando tanto nos jugamos,
De corazón te suplico:
Dimite ya, vete pronto,
Somos más quienes decimos
Que anhelamos otro líder,
Que no contamos contigo,
Que tu papel en el PSOE
Es más bien negro y dañino.
No te aferres a tu puesto,
Porque esta vez has caído.
Tu imagen se ha derrumbado,
Tu carisma está mohíno.
Antes eras el Invictus,
Hoy ya sólo un pobrecito.
Enrocarte no te sirve,
El jaque mate está listo.
Sólo queda que lo veas,
Y por eso yo te pido:
Un momento de grandeza
Que todavía no he visto.
Renuncia a todos tus cargos,
No hundas más a este partido.
Apiádate de nosotros,
Vete con el finiquito,
Porque nos buscas la ruina,
La más grande de este siglo.
Madrid bien vale tu cese,
Madrid exige aire limpio.
Madrid merece otra cosa,
Un liderazgo distinto
Que devuelva la esperanza,
Que disuelva el pesimismo.
Que vaya en busca eficaz
De tanto voto perdido.


lunes, 20 de octubre de 2014

UNA IMAGEN QUE VALE MÁS QUE MIL PATADAS

Esta imagen vale más que mil patadas.



EL PAÍS del domingo 19 de octubre publica en su sección de Madrid una foto incómoda para los flamantes candidatos del PSOE a la alcaldía y a la Comunidad, una imagen que nos recuerda de dónde venimos y que esperemos que no influya demasiado en el camino al que nos podemos dirigir en estos tiempos convulsos y difíciles.

Pese a que el periódico global en español, que ya no es independiente de la mañana, ha intentado abundar en la idea de que la etiología del mal reside en la llegada del amigo de Aznar a la caja maldita, el artículo que ilustra la imagen no deja dudas sobre las responsabilidades compartidas de todos y todas, amén de darnos pistas cronológicas de cuándo se empezaron a joder las cosas, parafraseando la célebre frase de Mario Vargas Llosa.


Esta fotografía ya no es la mítica foto de la tortilla de los dirigentes del PSOE sevillano en los 70, una imagen naíf pese a su aire provinciano, en la que unos jóvenes, felices e indocumentados socialistas aparecen ingenuos y sonrientes en una instantánea que permite reconocer a una parte de lo que pocos años después sería la nomenclatura del poder sociata. Y que se convertirá con los años en un icono generacional que fue alimentando la leyenda urbana de los socialistas renovados que desde Suresnes se pusieron al frente de la nave en empresas victoriosas, antes de que murieran de éxito. Esa foto de la España en blanco y negro, cuando todavía no había llegado la tele en color, que permaneció en la memoria gráfica de los socialistas “renovados” del interior de un país que se intentaba quitar el pelo de la dehesa, nos muestra la naturalidad de unos ciudadanos de a pie que no mucho más tarde dirigirían el país. Nada más democrático, por mucho que al profesor Tierno Galván ese aspecto aplebeyado del grupo vestido con vaqueros y pantalones de campana, preludio de las primeras chaquetillas de pana, le llevara a denostarlos entre envidioso y altivo con el clasista y despectivo epíteto de Los Botejara.


                      Tal como éramos, Spanish way.Nosotros los de entonces ya no somos los mismos.



La foto de EL PAÍS de hoy ya no se ubica en un paisaje campestre de excursión dominguera protagonizada por unos mozuelos que sólo disponen del dinero de bolsillo para un ocio austero y nada consumista. El escenario de la nefasta imagen, ya en color, en las antesalas del poder económico, y que esperemos que no traiga cola, nos presenta a unos personajes trajeados y encorbatados, en un salón que quizá sea un despacho oficial, pero que podría perfectamente tratarse de una suite impersonal y aséptica de uno de esos hoteles que se pagan con tarjetas black, donde unas lámparas de luz indirecta y una decoración burguesa, neutra y anodina transmiten una sensación de sosiego y confort, la propia de las personas ya acomodadas, de los que han llegado a ser algo en la vida o de quienes están muy próximos a conseguirlo.

Vemos silentes a un meditabundo Carmona, algo más joven y más delgado, sentado cerca de un Ignacio González relajado y en una postura de quietud monacal y ascética, que sabemos falsa por su infame trayectoria, con su ya clásica sonrisa cínica, algo más contenida. Los dos personajes sedentes no se hablan, parecen sólo yuxtapuestos por exigencias del guión. De pie, apenas percibimos la mirada estrábica y vivaracha de una Esperanza Aguirre de perfil departiendo con un Tomás Gómez aún menos pulido que hoy, con su estridente patilla cateta de poligonero que sale de marcha y al que has afeitado y repeinado y le has puesto el traje de los domingos que no sabe vestir y que no le termina de sentar bien, atuendo que no refuerza la credibilidad ni el decoro del personaje. Es claramente el portavoz socialista en la Asamblea la persona que menos pega en el decorado, alguien a quien si no supiéramos qué cargo ostenta, la seguridad le pediría la acreditación para comprobar si es un intruso que se ha colado sin invitación o un invitado a una boda que se ha equivocado de hotel.

No está claro si será la mala baba o sólo la oportunidad periodística de una coincidencia curiosa aunque fatal, pero la asociación que supone ver juntos a estos cuatro políticos madrileños en días como estos es un torpedo en la línea de flotación en el discurso regeneracionista que pretende quebrar el hastío ciudadano ante el enésimo escándalo y anhela ser un contrapeso al discurso antisistema de los chicos de Podemos. Pues la foto en la que aparecen los dos candidatos del PSM reunidos con Aguirre y González hablando de CajaMadrid no favorece en nada ni a Antonio Carmona ni a Tomás Gómez, por mucho que estos dos últimos no estén en la nómina indigna de las tarjetas opacas y sus nombres no hayan sido manchados por la deshonra.

La instantánea inmortaliza a los hoy candidatos a las más altas magistraturas de la región madrileña departiendo amigablemente con sus homólogos del PP para hablar de la que con el tiempo se convertiría en el símbolo más palpable de la corrupción y el despilfarro prosaico que a través del desglose de gastos de las tarjetas ignominiosas nos proporciona todo un tratado de sociología de la vida cotidiana de la clase política, sindical y empresarial. Deja al desnudo la vida íntima de los dineros trincados con más obscenidad. La erótica del poder convertida en un relato de porno duro aunque cutrón y carpetovetónico. Del pícaro del hambre, pasando a los Carpantas devenidos en nuevos ricos que viven con desenfreno e hipérbole su desmedida codicia. La escena del diván no puede arrojar una imagen más demoledora de aquellos años de vino y rosas, de dispendio impune en una caja pública que luego sería intervenida con cargo a los sufrimientos y los recortes del pueblo llano, inocente pagano de tan desacreditada villanía.

Esta imagen vale más de mil patadas, aunque sus efectos son variables e imprevisibles. Depende de cómo se lea. Si la vendemos como “Carmona y Gómez se oponen a los planes perversos de Aguirre y González”, podemos afirmar, que aunque educados y bien vestidos, los dirigentes socialistas iban a luchar contra los abusos de la oligarquía. No en manifestaciones callejeras ni en asambleas perrofláuticas, con buenos modales y mesura, pero lo que hacían allí los hoy candidatos era luchar contra la derechona que iba al asalto de las cajas de ahorros para ponerlas al servicio del gran capital. Y a defender una banca pública, honesta, saneada, bien gestionada.

Pero la gente puede leer la imagen de otra manera. Todo depende del pie de foto que se le ponga. De forma muy neutra EL PAÍS dice: Ignacio González, Antonio Miguel Carmona, Tomás Gómez, Esperanza Aguirre y Antonio Beteta en 2009 durante una reunión en la que analizaron la situación de Caja Madrid.

Quedémonos con lo esencial. La foto relaciona a los dos candidatos del PSOE madrileño con dos destacados líderes del PP con la situación de CajaMadrid.

Pero, ¿cómo interpretarán los lectores de EL PAÍS la imagen? Se me ocurren algunas posibilidades malvadas, que no favorecerían demasiado las expectativas electorales de los dos candidatos socialistas.

Juntos podemos.
Dios los cría y la caja los junta.
Las amistades peligrosas de Tomás Gómez y Antonio Carmona.
Los candidatos cuando eran cándidos.
Los políticos de la casta hablan de la pasta.
De Madrid al cielo pasando por CajaMadrid.

Y estoy seguro de que si leemos en los foros, los tweets y los comentarios de las redes sociales, las frases lapidarias con las que se va a interpretar esta imagen pueden ser aún más malvadas y demoledoras. El ingenio español es enorme y la mala leche lo agudiza de manera fatal, mortífera, por mucho que nos queramos desmarcar de las fechorías que hicieron tantos y tantos representantes de una clase política vividora y que se desprestigia cada día más y más.

La sombra del pasado inmediato de los representantes de partidos, sindicatos y empresarios, en el que por supuesto no todos son culpables, o al menos igual de culpables, es demasiado alargada. Por eso, imágenes como la que ilustra un capítulo más del caso CajaMadrid en los reportajes de la prensa liberal pueden causar un daño notable y ahondar aún más la desafección hacia los flamantes candidatos proclamados en unas primarias a las que concurren en solitario. Son fuego amigo. Pero fuego. Ojalá esta foto no impresione demasiado a los electores, pase desapercibida y no se convierta en un icono inoportuno de la campaña electoral y autonómica.

lunes, 28 de julio de 2014

CONGRESO EXTRAORDINARIO DEL PSOE



CONGRESO DEL PSOE. LA APOTEOSIS DE LA NADA.
Apuntes de urgencia  sobre el Congreso Extraordinario del PSOE del 26 y 27 de julio de 2014.

Una “renovación” de nombres sin ideas ni debate político

El PSOE ha celebrado este fin de semana un Congreso sin gran contenido político, como muy bien dice el escueto pero atinado comentario del diario EL PAÍS.

Tanto el proceso de elección del secretario general como el propio Congreso Extraordinario se han caracterizado por una ausencia de debate político acerca de las causas de las derrotas electorales del PSOE y la redefinición del proyecto socialista en la Europa de la moneda única, en un mundo globalizado donde la socialdemocracia ha perdido el papel protagonista que tuvo antaño y en el que más que nunca es preciso redefinir el proyecto y las salidas progresistas a la crisis económica. Oficialmente, no hay un análisis de por qué el PSOE ha perdido tanto espacio electoral y de qué línea y estrategia política se debe seguir ni a corto ni a largo plazo.

Un partido autista que se mira el ombligo.

Hasta ahora el PSOE, desde 2011 hasta la fecha, ha respondido a su retroceso electoral sólo con movimientos internos, mirando hacia adentro, tratando de recomponer la relación de fuerzas en su seno y evitando cualquier posibilidad de cambio real en su funcionamiento como organización política. Es más, lo que se ha consolidado este fin de semana es un refuerzo de los vicios de funcionamiento de los ultimos años, por mucho que la pregonada imagen del cambio, basado más en cuotas y en gestos inanes que en hechos, haya sido uno de los reclamos que más se han oído en todos los foros.

Respecto de las relaciones entre el partido y la sociedad, nada se ha dicho ni nada se propone hacer, si exceptuamos el márketing y los lemas enlatados. La busca del voto perdido parece que se va a intentar exclusivamente en clave mercadotécnica, con una imagen juvenil y ´moderna´, unos eslóganes tan eufónicos y llamativos como vacíos, posiblemente alguna ocurrencia de duración efímera y una absoluta falta de respuestas rigurosas a los grandes dilemas que tienen planteados en este momento el socialismo español y toda la socialdemocracia europea.

Parece que los nuevos dirigentes van a estar al tanto de lo que pasa en la calle, pero más bien de la calle de Ferraz y en otros locales de las distintas sedes de las taifas que desde ahora condicionan el reparto y el control del poder.

La clave territorial

  La composición de la ejecutiva y la recalificación del papel del nuevo consejo federal territorial hacen temer que el PSOE camine hacia un modelo confederal que puede conducir de facto a una confederación de partidos, muy en consonancia con el cantonalismo y el federalismo asimétrico que algunos propugnan como fórmula mágica para solventar los males de la patria. Una de las escasas pluralidades patentes en el seno del Partido Socialista es la de las diferentes taifas en detrimento de un proyecto unitario y cohesionado, hecho que quizá afecte no sólo a la vida interna del primer partido de la oposición, sino que también puede proyectar su sombra en la política nacional, asumiendo, por tanto, la agenda de los nacionalistas y desdibujando la idea de un proyecto de cohesión y solidaridad para toda España.

El debate existente en los años de la transición que reivindicaba un partido federal en oposición a una federación –o confederación- de partidos se está resolviendo por la vía de los hechos más bien en un golpe de estado incruento de los confederales.

La clave generacional

Pero quizá el cambio más perceptible para la opinión pública en un congreso continuista y renuente a cualquier transformación real del funcionamiento del PSOE es el rejuvenicimiento del staff dirigente, un traumático relevo generacional, fenómeno que tiene varias lecturas.

Por un lado, se trata de una expresión del vacío político e ideológico. Como no cambiamos nada, por lo menos sustituimos la cara ya muy desgastada de Rubalcaba, que lleva lustros saliendo en los telediarios, por un dirigente juvenil, de buena presencia y que oficialmente no tiene un pasado que lo lastre. A ver si cambiando el envoltorio, la gente compra más el mismo producto que ahora se vende mal.

La clave generacional, por otro lado, tiene mucho que ver con el márketing y la estética de la ya caduca posmodernidad. “Vamos a jubilar a la generación de Rajoy”, ha declarado solemne y exultante el flamante secretario general. Es el esquema del individualista triunfador, hecho a sí mismo, que arrasa, un neoyuppie, un modelo más vendible en la época del nuevo riquismo del pelotazo y de la cultura americana del éxito que en el del precariato al que son sometidos los jóvenes actuales, que en todos los movimientos sociales expresan una mayor conciencia colectiva frente a la ética darwinista del capitalismo más salvaje.

La clave generacional, aparte del vacío ideológico y del aspecto mercadotécnico, encierra una ambición de poder sin límites: una política de tierra quemada que condena a los mayores de 45 a su amortización. Ese planteamiento ya estaba en el guion de los dirigentes de Nueva Vía, quienes paradójocamente tuvieron que ser sustituidos en los días de la debacle por un político de una generación anterior, tras la caída en picado que supuso ceder a las presiones de los eurócratas que conminaron a Zapatero a llevar a cabo los primeros paquetes de recortes y de medidas antisociales e impopulares.

Discurso, palabras, eslóganes

Las palabras del nuevo secretario general suenan a vacío, a hueco, a nada. En una malvada y alevosa frase, no exenta de veracidad, por otro lado, Felipe González, el presunto referente del aclamado nuevo líder, ya prevenía contra los candidatos de cartón piedra.

No hay grandes ideas, no hay proyectos, no hay palabras que tengan significación precisa, más allá de que suenen a música celestial, la mayoría clichés de plastilina. Incluso grandes mantras como el federalismo, heredado de su predecesor y de los defensores de una tercera vía para Cataluña, adolecen de una indefinición y de una falta de concreción considerables si no van acompañados de medidas concretas.

El discurso vacío, como escaparate amable, contrasta con la falta de respeto a las formas, que muestra la ostentación grosera de quien aspira a detentar y mostrar su poder real. La prensa sabe que va a ser Susana Díaz la presidenta del Congreso antes de que se haya celebrado la votación. Es la propia presidente de Andalucía la que comunica a los medios la composición de la nueva comisión ejecutiva. Hay que mostrar ostensivamente quién manda. En un cónclave donde lo único que de dirime es el reparto del poder el mensaje que se lanza sin disimulos es quién tiene la sartén por el mango. Al menos, por ahora.

La euforia del flamante nuevo líder es más una ebriedad de palabras altisonantes y erótica de poder que es difícil que cuele en un contexto mucho más adverso socialmente en el que la venta de humo ya no es tan sencilla como en el pasado.

Conclusiones provisionales

Tanto las elecciones para secretario general como el propio congreso extraordinario apuntan datos para una radiografía sombría y poco halagüeña de un partido que tras reveses electorales severos no ha querido hacer un diagnóstico de lo que ha pasado y por tanto no tiene terapia ni tratamiento para curar sus males. A menos que nos creamos el discurso del secretario general saliente y el partido no sufra ningún mal, que con sus fastuosas propuestas de la conferencia política y su gran solución federal al “problema catalán” piense que ya ha sentado las bases de la recuperación.

Nadie se ha planteado que el PSOE crezca en militantes, incorpore la nueva realidad social a su debate político, cuente con los sectores más dinámicos y progresistas de la sociedad para liderar un cambio basado en programas factibles y rigurosos. Ninguno de los problemas de fondo del PSOE, ni internos, ni de proyección exterior, se han planteado en este congreso, que es una nueva ocasión perdida, un nuevo paso en falso que difícilmente supondrá un impulso para recuperar el espacio político perdido si no busca recuperar al votante desafecto incorporando sus deseos e intereses a un compromiso que recupere la mayoría social que ya no se tiene.

Frente a las proclamas de un pretendido cónclave histórico, la realidad es más bien garbancera y gris. Invita más al escepticismo y a la decepción que al entusiasmo. Por este motivo, la banda musical que podría acompañar las imágenes de este Congreso podría ser la célebre canción ligera de Julio Iglesias La vida sigue igual (unos que vienen y otros que se van) o la más cutre e infracultural Susanita tiene un ratón (aunque en este caso el ratón no es chiquitín; es buen mozo).




viernes, 11 de julio de 2014

DESMONTANDO A PEDRO SÁNCHEZ

DESMONTANDO A PEDRO SÁNCHEZ.



La resistible ascensión de Pedro Sánchez
El 13 de julio los militantes del PSOE van a elegir por sufragio universal a su nuevo secretario general. Si tomamos como punto de referencia el número de avales logrados por los aspirantes a dirgir el partido, el candidato favorito sobre el papel parece que es el diputado madrileño Pedro Sánchez.

Más que avales, hipotecas
Es cierto que Sánchez ganó de sobra en avales, pero más que avales lo que tiene son hipotecas con los que lo han apoyado y que representan las fuerzas más conservadoras de un modelo de partido diametralmente opuesto al que él proclama en una campaña naíf y bucólica. Por eso, la tendencia marcada por el primer round de la elección interna, en el que la delantera la ha tomado el candidato oficial de los restos del aparato federal y una buena parte de los aparatos regionales, nos sitúa ante un panorama muy preocupante frente al que es necesario reaccionar.

Sánchez es el candidato que más gusta a la derecha
Si el respaldo del establishment interno no fuera suficiente, no deja de resultar curiosa y significativa la simpatía de los medios más reaccionarios, más inclinados a apoyar a Sánchez. ¿A qué se debe? ¿Es que piensan que Madina quiere cambiar de verdad las formas de hacer política? ¿O es que consideran a Pedro más maleable?

Sánchez, un hombre de Blanco y del aparato
¿Quién es Pedro Sánchez? El joven y sonriente diputado madrileño ha hecho toda su meteórica carrera política a la sombra de su mentor, José Blanco. El candidato más avalado de los tres en liza se ha presentado en sociedad como un militante inmaculado, sin pasado político, un representante de ese imaginario colectivo que son las bases, de las que también hablaban quienes fueron sus socios coyunturales, los hoy olvidados “Renovadores de la base”. El flamante candidato abandera pomposamente la regeneración democrática del partido. La construcción del personaje es una ficción comparable a cualquier montaje publicitario que se desinflará pronto como las pompas de jabón.

Pedro Sánchez ha ocultado todo el pasado que lo vincula al poder orgánico a cuya sombra ha crecido políticamente. No menciona que fue miembro de la Comisión Ejecutiva del PSM y ha dado a entender que su puesto en la Asamblea de CajaMadrid estaba ligado con carácter nato a su cargo de concejal, hecho que no se corresponde con la realidad.

Al servicio de Tamayo y los renovadores de la base en 2000
Estamos ante una persona que no tiene apenas currículum fuera de la política profesional del aparato, un fontanero que trabajó a las órdenes de Blanco en la secretaría de organización y que siempre ha figurado en las cuotas del todopoderoso Pepiño, primero en el Ayuntamiento de Madrid y después como diputado nacional. Recién llegado tras el 35 Congreso del PSOE a las tareas propias de un fontanero fiel y sumiso a su jefe, se puso manos a la obra para colaborar incondicionalmente con el trabajo de fajador de apoyo a la candidatura de José Antonio Díaz a la secretaría general de la FSM en 2000, pantalla del grupo de José Luis Balbás y Eduardo Tamayo.

Demasiado para Sánchez
Frente a la imagen de un hombre nuevo cuyo advenimiento procede de las bases socialistas y de la sociedad, lo cierto es que Pedro Sánchez es un exponente de la política profesional curtida a base de cooptación y adhesión incondicional al jefe. Y no se le conocen hasta que se ha iniciado el proceso electoral interno ni ideas ni posiciones ni compromisos con ningún proyecto político que no fuera su relación con el poder establecido. Escaso bagaje real para optar a la secretaría general.
El candidato de los aparatos ha demostrado hasta ahora tener buena presencia, una simpatía ensayada y un currículum notablemente vacío, lleno de imposturas, inexactitudes y vergonzantes ocultaciones. Nada más tiene detrás para ponerse al frente del PSOE en uno de los momentos más difíciles de su reciente historia, si exceptuamos los envenenados apoyos de los que ha gozado en toda su trayectoria política.

El 13 de julio se decide el futuro del PSOE
Es preciso que el 13 de julio los militantes elijan a un secretario general cuyas líneas de actuación estén en consonancia con el mensaje que les han dado los ciudadanos en los últimos procesos electorales, tan adversos para el PSOE. Y para ello no se puede construir un producto nuevo con unos mimbres tan viejos. Es imperioso evitar la victoria del candidato más vacuo y más continuista de una forma de hacer política que alejaría aún más a los responsables de la res pública de la gente que tiene que sufrir día a día la realidad de la política.


viernes, 23 de mayo de 2014

POR QUÉ EL JUEZ SILVA MOLESTA TANTO AL STATUS QUO




El ninguneo al juez Silva



  La increíble impunidad del banquero Blesa, antiguo presidente de CajaMadrid en sus tiempos más escandalosos, y que se presenta con desvergüenza infinita como una víctima propiciatoria de una injusta campaña contra su prestigio, es una muestra más de la putrefacción del sistema.

  El impresionante latrocinio de bancos y cajas de ahorro, que han arruinado y estafado directa o indirectamente a una significativa cantidad de españoles, puede quedar impune si los grupos de presión que nos gobiernan de facto se terminan saliendo con la suya y logran amedrentar a quien ose discutir su omnímodo despotismo y se atreva además a exigir responsabilidades por sus inenarrables tropelías.

 Las cajas, CajaMadrid en particular de forma muy notoria, son el triste espejo de una época en la que en lugar de hacer una banca social, se trincó de manera indecente, se despilfarró y lo que es peor, se dilapidó la posibilidad de mantener el crédito a los pequeños ahorradores con criterios no meramente especulativos y usureros.

  La dependencia de los partidos políticos instalados respecto de los bancos a los que deben grandes cantidades y cuyos créditos son perdonados o casi es una de las grietas más peligrosas del sistema democrático español.

  Por este motivo, la persecución del juez Silva es un escándalo monumental que los medios, afines en su inmensa mayoría al poder establecido, han pasado por alto, han relatado con sordina o simplemente han tergiversado para presentar a uno de los pocos magistrados que se ha atrevido a hacer frente a uno de los grupos más poderosos del crimen organizado en nuestro país como un personaje estrafalario, discrecional y jurídicamente impresentable.

  Ante las elecciones europeas, el temor de los partidos del sistema de que el oligopolio de la política se pudiera quebrar se ha manifestado de muy diversas maneras, desde el abuso de los medios institucionales, a la histeria o la demagogia más cutre y zafia. Al fin y al cabo, todos los que estaban en CajaMadrid y en otras entidades bancarias de otros territorios forman parte del status quo y pertenecen de hecho a una gruesa y grosera coalición.

  Pero no ha habido nada comparable al ninguneo contra el juez Silva. Está claro que si este personaje les estorba y les incomoda tanto, es porque el cuestionado juez ha puesto el dedo en la llaga, independientemente de que las actuaciones de este magistrado puedan ser discutibles en algunos casos, como las de tantos otos profesionales de la judicatura o de otros ámbitos profesionales. Lo que no justifica su inmisericorde proscripción, que no han sufrido otros jueces con iniciativas, sentencias y autos no menos controvertidos y opinables.


  Es por este motivo muy importante que el juez Elpidio Silva obtenga un escaño en Europa desde el que pueda hacer oír su voz con más potencia y resonancia en la ciénaga de la corrupción financiera y política que tanto daño nos ha hecho y que tantos perjuicios puede seguir causando a la inmensa mayoría de los ciudadanos, inermes frente al poder absoluto y arrogante del nuevo capitalismo que ya no tiene ni cortapisas, ni contrapoderes ni apenas límites. La lucha será dura y difícil.